:(
Gracias al niño que me cortó el corazón en altamar y me sonrió mientras los arrojábamos (el mío y el suyo) alegres por la borda, contemplándolos atentamente mientras los veíamos desaparecer, perderse entre la inmensidad de las olas. Gracias, porque ahora podremos ser inconsciente y absurdamente felices.
1 comentario
Mel -
Uhhhh podrías pasarte por mi blog.